Él con una flor. Una sola, dice, por que al menos es especial, única, no pérdida en un ramo, confundida con otras. Un beso. Uno solo no. Otro. Y otro más. Manos que se entrelazan, ojos que se buscan y se encuentran espacios y panoramas nuevos. Esa vez. Momento único. Que desearías que no acabase, que fuera el inicio de todo. Descubrirse vulnerables, curiosos y dulces. Una explosión. Él dice: "Eres mía. No me dejarás nunca. Estamos demasiado bien juntos. Te amo". Y después "¿Dónde estabas?" ¿Quién era ese?¿Por que no te quedas conmigo esta noche en vez de irte a la discoteca con tus amigas? Y comprender que tal vez amar es otra cosa. Es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato.
dissabte, 18 de desembre del 2010
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