dimecres, 18 d’agost del 2010

Salida nocturna.

Julieta paseaba por las callejuelas de Venecia.
Paseaba sola. De noche.
Podía ver desde los oscuros callejones las iluminadas calles.
Podía ver a familias disfrutando del agradable tiempo nocturno.
Podía ver a las parejas tomando café en las terrazas.
Pero ya estaba acostumbrada a eso.
Iba vestida con su falda de volantes negra, sus medias de colores, sus converse rojas a juego con su sudadera.
Llevaba escondido su pelo negro bajo la capucha y sus ojos azules destacaban en su cara.
Algún mechón de pelo se salía de la capucha cuando ajustaba sus cascos.
Escuchaba Tiziano Ferro.
Julieta sigue andando por las calles y llega hasta ese sitio.
Está en la orilla de la calle.
Justo en frente hay una góndola con gente.
Pero no la pueden ver.
Está bien escondida entre las sombras.
Para poder verlo, allí, recortado en el balcón de su habitación.
Donde Romeo no se imagina que ahora es ella l a que está deseando poder verlo.
Donde él no sabe que ella lo visita todos los días.

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